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lunes, 11 de abril de 2011

Declaraciones de amor en las redes sociales ¿ficción o realidad?

Declaraciones de amor en las redes sociales ¿ficción o realidad?

Chatear, actualizar estados, o postear un estado de ánimo, una acción o un hecho, se ha convertido en la gran neurosis de adolescentes, jóvenes y adultos en los últimos cinco años. En un principio, creíamos que el simple mensajito de texto bastaba para comunicarnos con otra persona, pero la llegada de Facebook, Twitter, My Space (que actualmente fue reemplazado por WordPress),nos volvieron (literalmente) esclavos de las nuevas innovaciones cibernéticas. Ahora bien, según antiguas Teorías de la Comunicación, ¿habrían sido consideradas como verdaderas herramientas para comunicar? Si acudimos a éstas para hablar con otra persona, diríamos que sí. Pero, ¿hablar es lo mismo que “comunicar”? Obviamente que no. De todas formas tampoco estaríamos hablando (excepto en el caso de Skype), sino “escribiendo”. Por eso, habría que distinguir entre una acción tradicional y simple de escribir y recibir lo escrito, a comunicar un mensaje a través de la oralidad (física).

Lamentablemente, esto se traslada a la esfera emocional. Miles y miles de parejas hoy en día, han terminado sus “uniones amorosas” con un simple “delete” o “block”. ¿Triste no? Pero es una realidad que aqueja a muchos. Pero por otro lado, hay muchos/as que han iniciado el camino de la relación estable a través de un “accept” o “admitir”. Pero, cuáles son los pro y los contra de esto…

Si por un momento hacemos una mirada retrospectiva y analizamos la manera de comunicarse de las parejas en tiempos remotos, llegamos a la conclusión, por un lado, que la irrupción de las Redes Sociales en lugar de aportar a la relación, la perjudicó hasta entorpecerla y obstaculizarla. Pero también, ayudó a miles de solteras/os a conocer a otras/os hasta entablar nuevas relaciones amorosas.

Antes, sólo bastaba un “rinng” y las voces fluían en el teléfono. Se oían risas, suspiros, respiros, variaciones de la voz…hasta percibir estados de ánimo. Hoy, a través de la pantalla de nuestra notebook, PC o celular, no percibimos nada. Palabras escritas sin ningún tipo de connotación emocional. La mentira disfrazada de verdad es moneda corriente. Aparentar lo que no somos, dar una imagen desacertada con respecto a quienes o qué somos en verdad es algo cotidiano. ¿Por qué hacemos eso? Quizás para lograr la aceptación inmediata del otro y no quedar excluidos del mundo virtual. Para “permanecer” y no quedar afuera.

De todas maneras hay que reconocer que existen casos excepcionales de encuentros entre personas de distintas culturas que han terminado en ensambles triunfales, pero no es la mayoría.

Las mujeres y hombres que acuden a FB (por ejemplo), piensa encontrar al “amor de su vida” allí. Puede que suceda, pero, hasta qué punto se estaría contemplando enteramente al “otro”, hasta qué punto lo conoceríamos plenamente, cómo percibiríamos al “otro”, si no dejamos lugar, espacio ni tiempo al encuentro verdadero, al intercambio de voces, de sonidos, de emociones, de miradas, actitudes, y todo tipo de expresiones corporales que comunican (en muchos casos, hasta más que las palabras). Tal vez, la inmediatez que aqueja a las sociedades contemporáneas exige este tipo de “velocidad” en las relaciones y como bien diría Luli Salazar “ir en quinta y no en segunda”. Quizás nos quieran hacer creer que todas las mujeres somos así y sufrimos la neurosis del “ahora o nunca”. Pero no. Como diría la letra de una canción “no estamos locas, sabemos lo que queremos”.

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